jueves, 9 de febrero de 2012

Intento de record de subida al Aconcagua por Luis Alberto Hernando

Fuente: www.outdooractual.com

Luis Alberto Herrando comenzó su reto con buenas expectativas que fueron menguando debido a los problemas de la altura. La fatiga extrema afectó a la seguridad de la actividad y decidió renunciar a la cima estando a tan sólo 100 metros de la cumbre del techo de América.

Ya ha pasado un mes desde la partida del burgalés hacia el techo de América. Su intención era superar el record de ascenso-descenso al Aconcagua, que mantiene Jorge Egocheaga con 14 horas y 5 minutos. Para ello había utilizado estas semanas en conocer mejor la zona, la ruta y para el proceso de aclimatación.

A pesar de todo este esfuerzo, y de haber pisado la cima el pasado día 25 de enero, Luis Alberto no consiguió romper el record y tuvo que darse la vuelta cuando se encontraba a 6850 metros de altura. Herrando que comenzó el record marcando unos buenos tiempos fue víctima de una fatiga extrema producto de la falta de oxígeno. Tras un último tramo angustioso decidió emprender la vuelta.

El sábado 4 ya se encontraba en Penitentes donde escribió los detalles de la experiencia. A pesar de no conseguir su principal y complicado objetivo, Luis Alberto se lleva un gran aprendizaje que le podría servir de ayuda en próximos intentos.

“Desde la salida en Horconos a las 5:00 el ritmo y los tiempos de paso eran los previstos y las sensaciones también. En 50’ llega a Confluencia cogiendo un camelback y en poco menos de 3h estaba en Mulas 4300 donde había preparado un avituallamiento y cambio de ropa y calzado. Hasta aquí me encontré bastante bien pero ahora empezaba lo parte dura. Hasta ahora lo había hecho corriendo casi todo excepto la “cuesta brava” 250 m+ bastante empinados que los ascendí andando. Después de avituallar y ya con bastones seguí para arriba ya andando pero con ritmo sostenido y con buenas sensaciones. Fui ganando altura rápidamente ya que este tramo tiene bastante pendiente, llegando a Nido de Condores (5400) a las 9:30 aprox. Allí también tenia algo de avituallamiento y ropa que Sergio había dejado por la mañana.

Seguí con determinación y confianza, convencido de que iba bien de ritmo y tiempo, para hacer la cumbre y bajar a Horcones de regreso con garantías. En menos de una hora pase por Berlín y en poco mas por cólera(5970). Desde aquí empecé a sentir sensaciones algo extrañas que no había experimentado nunca, pero seguí sin que me preocupara en exceso. Entorno a los 6200 sin darme cuenta estaba perdiendo algo de coordinación y equilibrio y la sensación de fatiga no era como las de una carrera convencional. Poco antes de Independencia (6400), donde me esperaba Sergio, empecé a no sentirme tan bien. Llevaba 6h 15´ y ambos decidimos descansar 15 minnutos, avituallar y ponerme las botas y los crampones. También tomamos la decisión de no usar el Gran Acarreo en la bajada. O mejor dicho, la tomó Sergio que lo había reconocido y sabia que con la costra era delicado bajar, tan inseguro como me vio no dudó en decirme que bajara por la normal.


Algo recuperado ya, y aún con un tiempo aceptable, empecé la travesía, donde más sopla el viento y mas frío hace, aunque tuve suerte y fue mejor de la previsión que nos había dado la meteo. El ritmo decayó poco a poco, sin que yo fuera muy consciente. Así llegue a la Cueva del Guanaco (6660) donde las fuerzas me seguían abandonando, aquí protegido ya del viento empecé a subir la Canaleta (ultimo tramo bastante empinado que lleva hasta la cima, con nieve muy pisada y algo de hielo). Volví a sentir falta de coordinación y una fatiga muy extra que no me dejaba controlar el ritmo, era como el de un ochomilista. Teniendo que paran cada pocos pasos incluso mas lento que el día 25 cuando hicimos cima sin ninguna prisa. Estaba totalmente agotado y para ganar pocos metros necesitaba mucho tiempo, cayéndome prácticamente a cada paso sin poderme sujetar ni con los bastones, sin coordinación ni equilibrio.

Uno de los guías que iba con sus clientes, me dijo sin conocerme que no merecía la pena, que el Cerro como dicen acá seguiría el próximo año en el mismo lugar, seguí extenuado ya viendo a la gente en la cima. Volví a sentarme, iba tan despacio que el grupo del guía (Claudio) me alcanzo y me dijo que no me veía bien y me recomendó bajar, después de 30 o 40 min de pensar intentar avanzar aunque fuera un poco, volví a caerme, pero intenté seguir. El mismo guía que estaba muy pendiente me dijo: “de aquí ya no pasas, baja” (cosa que ahora en frío le agradezco mucho…).

Volví a sentarme, y dentro de mi extenuado cerebro y con una ausencia de oxigeno importante ( a +-6850) termine de ver la necesidad de bajar. Entre tanto Sergio en lugar de esperarme al final del gran acarreo como habíamos planeado bajo a Nido para coger avituallamiento y volver a subir a mi encuentro, cuando estaba subiendo por Berlín un guarda parque le dijo que me había dado la vuelta y que no iba demasiado bien. Descendí a un ritmo mucho menor que en el ascenso, para llegar a Independencia -400m tarde “creo” que por lo menos 2h. Poco después me encontró Sergio, no era capaz de comer ni beber, aunque él me insistía y yo sabia que era imprescindible para recuperar algo de fuerza. Después de un descanso de 20 min continuamos con el descenso. La bajada fue un poco angustiosa y deprimente, consciente de que no había conseguido el record y ni tan siquiera la cima a la que tuve al alcance de la mano. Poco a poco llegamos a Cólera y parecía que empezaba a recuperar(5970).

A partir de aquí conseguimos bajar a un paso normal, lento pero coordinado. Ya había recuperado el equilibrio y la confianza, antes o después estaríamos cenando en Mulas. Llegamos a Nido (5400), la patrulla de rescate nos puso un té caliente pero les surgió una emergencia en la Cueva del Guanaco y salieron rápidamente. Sergio recogió el material que utilice en todo el recorrido y nos pusimos otra vez en marcha para continuar con el interminable descenso. Lo que tardamos 50´(con mochila) los días de aclimatación se convirtieron en 2h30´+-. Sobre las 21:15 llegamos por fin a Mulas. Reconocimiento medico que nos esperaba, todo ok. Y una cena potente, con alguna risa pero contrariados y con mucha pena de como había salido todo. Nos metimos en el saco y ya sacaremos las conclusiones y los errores cometidos cuando podamos ser mas objetivos, que seguro en un par de días analizaremos y os contaremos.”

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